Carlos More y Barrionuevo fue hijo legítimo del señor Federico More y de la Sra. Julia Barrionuevo de More. Nació en Arequipa, el 5 de noviembre de 1904. Hizo sus estudios en el Colegio de los Jesuitas de Arequipa y en el de la Inmaculada de Lima. Cursó dos años en la Escuela de Agricultura, carrera que abandonó para dedicarse a la pintura y el dibujo.
El año 24 emprendió viaje a Europa en compañía de su hermano Ernesto, habiendo permanecido en el Viejo Mundo hasta el año 1929. Se perfeccionó en academias de Berlín y París. Al poco tiempo de su regreso al Perú hizo una exposición de sus cuadros, en el Hotel Bolívar, exposición que la crítica recibió muy favorablemente.
Colaboró en varias revistas de Lima, especialmente en Cascabel.
Desde el año 1941 inició en el sur del Perú estudios sobre los procedimientos textiles de los indígenas, con el objeto de establecer talleres cooperativos que tuvieran sentido social y artístico. Sus estudios lo llevaron a la conclusión de que el mejor lugar para la ubicación de la primera Colonia Indígena de Trabajo Colectivo era Vilquechico, en la provincia de Huancané, en vista de estar poblado este distrito por gentes dedicadas a los trabajos textiles. La proximidad de este lugar al lago Titicaca, el hecho de encontrarse a la vera del camino carretero, y de tener un manantial de agua carbonatada, excelente para lavar la lana, fueron factores que lo movieron a proponer este punto como el más conveniente para la instalación de esa primera Colonia.
Carlos More, en compañía de don Liborio Rubio, técnico textil experimentado, diseñó e hizo trabajar, por cuenta del Gobierno, 25 telares, en los que se introdujeron ciertas modificaciones al tipo de telar peruano primitivo, aunque tratando siempre de conservarle su carácter. 23 de estos telares fueron remitidos a Vilquechico, algunos de los cuales han sido armados y se encuentran en pleno proceso de producción.
Carlos More inició los trabajos de ampliación de locales en que había de funcionar temporalmente el taller, hasta que se pudiese construir por el Gobierno el local adecuado, cuyo proyecto está en estudio en el Ministerio de Fomento.
En el momento de su muerte (26 de enero de 1944) se estaba construyendo la base para colocar el motor con el que había de moverse un torno para hilar. Como el hilado a mano es sumamente moroso y deficiente, era absolutamente indispensable apelar a otro sistema, que es el que debe comenzar a funcionar en estos días, y con el que se procurará abastecer las necesidades del taller.
El establecimiento de esta Colonia, que mereció el apoyo del Presidente Prado, tiene gran trascendencia social y nacional, porque gracias a ella se permitirá la absorción industrial de un numeroso núcleo indígena, el que, una vez organizado, quedará como propietario de aquel. Por otra parte, se tendía a mejorar la producción sumamente rudimentaria del indígena, de suerte que se llegase a producir telas con alpaca, llama y, si posible, vicuña, que no admitiesen competencia en el extranjero, por el hecho de ser el Perú un país privilegiado y casi monopolizador de estas especies de auquénidos. Asimismo, si se tiene en cuenta la tradición textil de los peruanos y la inclinación natural de los indios a tejer obras de verdadero mérito, es comprensible que no era ilusorio albergar esa esperanza.
La Dirección de Industrias se propone realizar en breve una exposición de los tejidos logrados en Vilquechico, algunos de los cuales han llegado ya a poder de esa Dirección.
Carlos More trabajó con entusiasmo indeclinable en esta obra, poniendo en ella su espíritu artístico y su convicción social. Sin duda alguna, Carlos More había encontrado su verdadera aplicación al tratar de interpretar en las telas el verdadero sentido de nuestras tradiciones textiles, la orientación vital del espíritu decorativo de nuestros indígenas y las posibilidades que ofrecen las diversas hebras que son exclusividad del Perú.