Miraflores, 5 de octubre de 1939
Señor Don
Manuel Alcocer
Juliaca
Mi querido Manuel:
Al fin puedo escribirle con seguridad. Confío en nuestras relaciones, como confiaba en ellas hace veinticinco años, cuando conoció usted a Elena. Luis le lleva mi mensaje. Mi hermano Carlos es mi apoderado general. Usted es la palanca. Ahora ya puede usted contar con este su amigo. Hágame usted el favor de ser tan útil como en los tiempos en que, juntos, salíamos a rodeo. Es lo que espero.
Mi hermano y Luis le dirán a usted en qué forma podemos comunicarnos. Usted, mi querido Manuel, es el consejero en este asunto.
Un abrazo y mis agradecimientos. Espero que nos veremos en los primeros días de diciembre.
Siempre muy suyo.
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